lunes, 1 de octubre de 2018

51. MARCO LEGAL ETICO PARA PSICÓLOGOS EN COLOMBIA

50. FAMILIOGRAMA O GENOGRAMA








49. JUEGO COMO DIAGNÓSTICO PSICODINÁMICO

El juego es una actividad estructurada, con miras a una gratificación individual o de grupo y desligada de fines inmediatos de producción, así como de necesidades inmediatas de defensa individual o de la especie.


En el hombre el juego, aún siendo, como en los animales, característico sobre todo de los individuos jóvenes, e incluso siguiendo esquemas de desarrollo que muestran afinidades con el juego de los animales, tiende a estructurarse en modalidades mucho más complejas que dependen prevalentemente de la transmisión de comportamientos culturizados como tal, este es característico también de una parte significativa de la actividad cotidiana del individuo adulto.

El juego humano reúne esquemas de comportamiento muy diferentes entre sí. Puede ser una diversión como jocosa improvisación motriz poco estructurada, puede asumir en cambio, la característica de entretenimiento, cuando se articula según reglas informales e improvisadas por quien, finge, imita y participa en una continua invención, por último puede convertirse en juego estructurado según reglas formales, por lo cual la emoción agradable nace por el asignarse una tarea que aunque gratuita tiene un fin, o por el competir con otros según esquemas codificados de una batalla ficticia. En el juego humano se nota, especialmente cuando la actividad está formalmente estructurada, una dialéctica que pone en relación, por un lado, la inventiva, o sea la ausencia de obligación y por el otro, la presencia aceptada de riesgos, obligaciones, reglas y penas.

Es famosa la interpretación que Freud dio del juego y en particular del juego simbólico, si bien para Freud incluso, los juegos perspectivo – motores pueden cargarse de un simbolismo inconsciente. De un lado, el temor y la ansiedad que un niño siente frente a determinadas cosas, se puede reducir y por lo tanto ser dominados gradualmente a través de una representación lúdica repetida de la situación que los ha originado. Por otro lado, impulsos y deseos que no podrían satisfacerse en el plano concreto porque el ambiente físico o social no lo permiten, pueden expresarse en objetos – símbolo.

En ambos casos el juego aseguraría un mejor equilibrio emotivo. También la utilización lúdica de determinados objetos puede constituir un elemento facilitador, una importante FESE de transición para la constitución de relaciones afectivas positivas. D. W. Winnicott propuso el término de objetos transicionales para indicar los muñecos, pañuelos, mantas, que muchos niños desean tener siempre consigo y de los cuales sacan una sensación de seguridad.

Al ofrecerle al niño la posibilidad de jugar en un contexto particular, con un encuadre dado que incluye espacio, tiempo, explicitación de roles y finalidad, se crea un campo que será estructurado básicamente en función de las variables internas de su personalidad.

En castellano la palabra juego  abarca a los juegos que tienen reglas estrictas que rigen su desarrollo (el ajedrez por ejemplo) y otros en los que se observan ausencias de reglas, o al menos estas no son explícitas. En inglés los primeros se llaman  games.  Winnicott establece una diferencia entre el verbo sustantivado jugar y el sustantivo juego. Playing  hace referencia al movimiento que se esta realizando, mientras que play acentúa el producto.

Para Winnicott el juego constituye la base de la posibilidad de la creación, del soñar y del vivir. Estatuto distinto al que le dan M. Klein y S. Freud.

En relación al juego del carretel, Freud dirá que el fort- da se produce en relación a la ausencia de la madre, abriendo el espacio de la pregunta por el enigma su deseo. La ausencia de la madre interroga al niño y el responde con la repetición, creando una máquina que transforma la situación en placentera. Freud dirá que si el adulto no juega como cuando era niño, es por que el fantasma sustituye en él la actividad lúdica infantil. El fantasma es una maquinaria que transforma el goce en placer. La angustia  generada por la ausencia  presentifica el deseo materno y desencadena el juego del que Freut subraya el fort, poniendo el acento en la separación. Presencia/ ausencia crean un espacio potencial a condición de que la madre falte. El juego del fort -da para M. Klein  no abre a un enigma, ella tiene una respuesta. La madre se aleja por que fue atacada, esta ligado a la retaliación.

El juego es para M. Klein un medio. Se trata de la asociación libre, por que si bien esta autora sostiene que ningún análisis debe terminar sin que un niño hable, parte de que, en principio jugar angustia menos que hablar, pero es equivalente, lo que la lleva a la personificación,  que le permite interpretar la realidad psíquica.
Winnicott considera el juego como un fin en si mismo.. El desarrollo emocional primitivo que empieza con la fusión, en el que el niño cree omnipotentemente que la madre es su creación, continúa con la separación una vez que la madre supo fallar (no se considera que se falla por estructura), lo que lleva al niño a la desilusión, a la ira, a la destrucción del objeto, a constatar que el objeto sobrevivió a su ira y finalmente al uso del objeto. Es decir hay uso del objeto si fue propiciada la separación. Entre el objeto interno (fusión) y el objeto externo (separación- uso) se constituye el espacio transicional, espacio favorecido por el objeto transicional, juguete, o trapito, o algo que no es aún ni exterior ni interior. Esta tercer zona es la zona del jugar.
Winnicott incluye en el jugar, no solo la manipulación de ese  juguete particular que es el objeto transicional, sino jugar con palabras, hacer chistes, la asociación libre.
Jugar será terrorífico cuando un niño juega en una zona difícil de abandonar.

1 CAJA DE ARENA


LA HISTORIA DEL JUEGO DE LA CAJA DE ARENA

H. G. Wells, célebre escritor de anticipación y ciencia ficción, describió en su libro “floor games” (1911), las construcciones que él y sus hijos realizaban con los juegos utilizando arena y objetos miniaturas que representaban el mundo. Su contribución no sólo es en el campo del reconocimiento al acto de jugar, sino el de hacerle un honor a la imaginación creativa y la vivacidad del juego de arena.

El test del mundo consiste en la utilización espontánea de objetos en miniatura con los cuales los sujetos componen un mundo imaginario en el que se mueven ellos y sus muñecos: “se presenta una caja que contiene ciento cincuenta juguetes de madera que representan personajes, casas, árboles, etc y se les pide que distribuyan a su antojo sobre una amplia superficie; se anota la conducta a medida que se desempeñe, y se toma una fotografía de su construcción final”.

A partir de 1937, ciertos colaboradores de Murria, sobre todo Erikson, aplicaron una prueba derivada del test del mundo a la que llamaron “test de producciones dramáticas”. Desarrollando esta idea, E. S. Sheidman llegó al Maske a picture store (M.A.P.S) ó test de realización de una historia basada sobre una puesta en escena. Es una combinación del test del mundo y del T.A.T.

El material utilizado en el juego consta de una caja generalmente rectangular que contiene arena seca o húmeda, cuyo fondo está pintado de azul (de tal manera que los pozos de agua, los riachuelos, etc, puedan ser fácilmente representados, haciendo a un lado la arena), y un cajón con divisiones que contiene figuras en miniatura, organizadas por categorías: casas, edificios, plantas, árboles, animales salvajes y domésticos, minerales, personas, personajes mitológicos, medios de transporte y materiales multiusos.

El juego de la caja de arena es un métódo proyectivo no verbal utilizado con niños, preadolescentes, adolescentes, adultos; aplicable a trabajos individuales y grupales; usado en la amplia gama de condiciones físicas, cognoscitivas, culturales, educativas y sociales de la población que solicita los servicios de la psicología clínica.
Investigar sobre dicho juego permitirá a los terapeutas acercarse al conocimiento del mundo interno de los sujetos de una manera lúdica, donde el propio paciente es quien realiza su escena con las miniaturas en el arenero y a través de la construcción proyecta sus conflictos, defensas, su mundo interno, de una manera creativa, espontánea y activa.


Al respecto es conveniente aclarar una diferencia básica entre la hora de juego diagnóstica y la hora de juego terapéutica. La primera engloba un proceso que tiene comienzo, desarrollo y fin en sí misma, opera como una unidad y se la debe interpretar como tal. La segunda, en cambio, es un eslabón más en un amplio continuo en el que van surgiendo aspectos nuevos y modificaciones estructurales por la intervención activa del terapeuta. Para el análisis del juego, es importante tener en cuenta algunos indicadores como son:

Elección de juguetes y juegos:

·         De observación a distancia (sin participación activa)
·         Dependiente (a la espera de indicaciones del entrevistador)
·         Evitativa (de aproximación lenta o a distancia)
·         Dubitativa (de tomar y dejar los juguetes)
·         De irrupción brusca sobre los materiales
·         De irrupción caótica e impulsiva
·         De acercamiento, previo tiempo de reacción para estructurar el campo y luego desarrollar una actividad

En cuanto al tipo de juego, es necesario ver si tiene principio, desarrollo y fin, si es una unidad coherente en sí misma y si los juegos organizados corresponden al estadio de desarrollo intelectual correspondiente a su edad cronológica.

Modalidad del juego: Es la forma en que el yo pone de manifiesto la función simbólica.

·         Plasticidad
·         Rigidez
·         Estereotipia y perseveración

Personificación: Cuando hablamos de personificación nos referimos a la capacidad de asumir y adjudicar roles en forma dramática

Motricidad: Este indicador nos permite ver la adecuación de la motricidad del niño con la etapa evolutiva que atraviesa
Creatividad: Crear es unir o relacionar elementos dispersos en un elemento nuevo y distinto. Ello exige un yo plástico capaz de la apertura a experiencias nuevas, tolerante a la inestructuración del campo

Este proceso tiene una finalidad deliberada: Descubrir una organización exitósa, gratificante y enriquecedora, producto de un adecuado equilibrio entre el principio de placer y el principio de realidad.

Tolerancia a la frustración: Se detecta a través de la posibilidad de aceptar la consigna con las limitaciones que está propone: La puesta de límites, la finalización de la tarea y, en el desarrollo del juego, en la manera de enfrentarse con las dificultades inherentes a la actividad que se propone realizar.

Capacidad simbólica: El juego es una forma de expresión de la capacidad simbólica y la vía de acceso a las fantasías inconscientes. A través de este indicador se puede evaluar:

·         Riqueza expresiva
·         Capacidad intelectual
·         Calidad del conflicto


Adecuación a la realidad:

·         Aceptación o no del encuadre témporo – espacial con las limitaciones que esto implica
·         Posibilidad de ubicarse en su rol y aceptar el rol del otro


El análisis del juego permite:

-          Una Conceptualización del principal conflicto actual
-          Poner en evidencia sus principales técnicas de defensa frente a la ansiedad y el monto de la misma
-          Evaluar el tipo de rapport que puede establecer el niño
-          Poner de manifiesto la fantasía de enfermedad y de curación del paciente y, concomitantemente, la fantasía sobre el tratamiento mismo




2 EL PSICODRAMA: TÉCNICA DEL ROLE PLAYING:


Momentos:

·         Warming up: Período de preparación para la dramatización. Se invita a que los participantes verbalicen aquello que están pensando, sintiendo: fantasías, expectativas, dificultades, etc. Actuaciones es ese momento
·         Dramatización: Es el núcleo del role – playing (drama – acción). Cuando el grupo ha alcanzado un emergente común y consenso general de que la problemática esta centrada, comienza la acción, sobre modelos más o menos alejados de la situación que se quiere anticipar
·         Análisis: Intervienen los participantes que actuaron como observadores de la dramatización, comentando y opinando sobre ésta; también lo hacen los protagonistas. Cualquiera puede dar un nuevo enfoque y dramatizarlo
·         Elaboración: Se pasa ha hablar de lo vivenciado integrándolo dentro de un esquema referencial.


INDICADORES:

  1. Elección de juguetes y juegos
  2. Modalidad de juego
  3. Personificación
  4. Motricidad
  5. Creatividad
  6. Capacidad Simbólica
  7. Tolerancia a la frustración
  8. Adecuación a la realidad


El juego sería para el niño, una actividad seria que le ocupa y emociona intensamente; lo opuesto del juego no es la seriedad sino lo real. El mundo de los juegos es distinguido por los niños del mundo de la realidad. El niño vincula situaciones y objetos imaginarios del juego con situaciones y objetos tangibles y visibles, del mundo real. Esto diferencia el juego del niño del fantasear, otra característica que lo diferencia de la psicosis, es que siempre mantiene un trozo de realidad.

El juego expresa como otras actividades psíquicas, aspectos inconscientes del niño o púber, y por lo tanto, la actividad de juego tiene significado y es traducible.
Al servicio del eros permite intentar elaborar las situaciones traumáticas y posibilita la sublimación de impulsos instintivos. Tiene las características de una actividad creadora.
Por efecto de Tánatos puede estar sujeto a la compulsión repetitiva de lo desagradable. Es utilizable en la terapia psicoanalítica de niños.

3 EL DIBUJO:


El dibujo es un fenómeno universal y puede ser estudiado desde múltiples perspectivas: artística, antropológica, sociológica, psicológica, entre otras.

Históricamente hubo relación entre la palabra escrita y el dibujo. Una de las escrituras más arcaicas fueron escrituras que incluían dibujos, esto es los jeroglíficos. Este tipo de escritura fue muy empleado por varios pueblos en la antigüedad, principalmente egipcios, asirios y caldeos.

Los jeroglíficos eran de dos tipos: Ideográficos y fonéticos.
El primero estaba constituido por escrituras de ideas donde los dibujos representaban a seres humanos, elementos celestiales, animales, plantas, u objetos varios, enteros o fragmentados, que se combinaban en infinidad de variaciones para representar una idea. Más adelante apareció el jeroglífico fonético, donde los dibujos representaban palabras, pero sólo considerando la o las primeras letras como signo alfabético, algo así como un anagrama de sonidos.

El sueño ha sido tomado como modelo de equiparación con el dibujo, o viceversa. Winnicott dice que al dibujar el niño maneja fenómenos exteriores al servicio del sueño e inviste a los dibujos de sentimientos oníricos. Aizenberg equipara la creación del dibujo con la construcción onírica. Levin piensa que no son comparables pues el sueño relatado en sesión ha ocurrido en otro momento, llega incompleto y deformado e implica tener que transmitir imágenes visuales en términos verbales, lo cual obliga al analista a formar sus propias imágenes, por supuesto no coincidentes con las del paciente. En cambio en el dibujo en sesión, se asiste en vivo y en directo a la producción y al producto terminado, que es el mismo en su contenido manifiesto para paciente y analista.

Si aceptamos como analogía algunos aspectos del sueño y dibujo, debemos pensar que el dibujo, al igual que el sueño, presenta aspectos metapsicológicos y mecanismos tales como la condensación, el desplazamiento o, la elaboración figurativa, y además presentaría una interesantísima relación con el principio de placer.
En efecto, si el dibujo permite la expresión simbólica de conflictos y ansiedades que necesitan ser elaboradas, si el dibujo y juego son expresiones paralelas en los niños, no ocurrirá con el dibujo lo mismo que con el juego.

Siguiendo con la anología dibujo – sueño, se puede pensar que al transformar las ideas latentes en imágenes concretas, el dibujo realiza un trabajo de elaboración; es probable que use restos diurnos y símbolos universales para expresar conflictos. Analogándo a Garma podemos pensar que en el dibujo si bien los símbolos son infinitos, las ideas latentes son pocas y se refieren a la sexualidad, el conflicto edípico al nacimiento y la muerte, con un agregado de especial importancia: el cuerpo y los conflictos inherentes a sus modificaciones por el crecimiento.

Como correlación dibujo – palabra, cabe citar a Aberasturi quien dice: “el pronunciar la primera palabra significa la reparación del objeto amado y odiado que se reconstruye adentro y se lanza afuera al mundo exterior. Así lenguaje y marcha tienen el mismo significado luego del nacimiento: separación para recuperar en otra forma el objeto perdido. Si admitimos que el dibujo también es un lenguaje, vemos que presenta con la palabra una diferencia fundamental: permite recuperar el objeto perdido y tenerlo a la vista cuantas veces se quiera”.
También Aberasturi señala que la fugacidad de la imagén que aparece y desaparece angustia al niño.


Para esta autora el niño aprende entre los dos y tres años a recuperar esa imagén, a recrearla y mantenerla, a través del dibujo. Ahora bien, si uno observa a niños menores de dos años se verá que si bien no realizan dibujos en el sentido formal de la palabra, con un lápiz y papel hacen trazos y figuras, asimilables a un dibujo. Por lo tanto el garabatear produce en el niño un placer en sí mismo y tiene ese sentido de recuperar el objeto, mucho antes de los tres años. Y conviene recordar palabras también de Aberasturi quien decía que el garabato es al dibujo lo que el monosílabo a la palabra.

48. LA RELACION DE PAREJA DESDE UNA PERSPECTIVA PSICODINÁMICA

RESISTENCIAS AL ESTUDIO DEL AMOR:


El estudio de la atracción y el amor entre los seres humanos quizás no haya roto aún tabúes por tres razones esenciales:

  • Porque han sido considerados demasiado complejos y esotéricos para someterlos a estudios científicos
  • Porque hay temor de que el estudio científico de las experiencias más intensas y valiosas podrían robarle algo de humanidad y valor
  • Porque hay cierta decepción cuando decimos que las causas que nos llevan al enamoramiento son de índole social, psicológico y biológico. Nada que ver con el destino y fuerzas inexpugnables.

1. NECESIDADES QUE NOS PREDISPONEN AL ENAMORAMIENTO:


  1. Necesidad de compañía
  2. Gratificación sexual
  3. Estabilidad emocional

Pareja sana es según la OMS es la unión entre dos individuos dispuestos a autoayudarse en primer término, y dispuestos a ayudar a su pareja y a sus hijos, en un sistema elástico de apertura y cierre, que permita una función emotiva y equilibrada, caracterizada por el poder de estar lejos sin sentirse separados y a la vez permanecer cerca sin fundirse con el otro.

2. ETAPAS DE LA RELACIÓN DE PAREJA:


-          FLECHAZO: Es el primer impacto de atracción

-          EL FENÓMENO DE CERRAR EL CÍRCULO: Si una percepción de una imagen partida llega hasta nosotros, con la imagen la completamos. A este fenómeno se le llama “cerrar el círculo”, porque no es posible observar media circunferencia sin que la veamos entera. Igual que en el ejercicio, si vemos media fotografia de un rostro humano, ineludiblemente completaremos la parte restante. Por tanto, en el primer contacto afectivo sucede lo mismo, cuando A mira a B “cierra el círculo”.

-          CONSTRUCCIÓN DE LA IMAGEN DEL OTRO: Cuando una persona entra en contacto por primera vez con otra, no cuenta con datos objetivos para hacerse una idea acerca de cómo es el otro. Entonces, a fin de suplir esta carencia pone en funcionamiento ciertas técnicas perceptivas que le ayudarán a catalogar al extraño.

Raimon Gaja en su texto vivir en pareja presenta cuatro técnicas básicas que usamos para construir la imagen del otro:

  • Proyección: Es la operación por la cual se le atribuye a otro cualidades, sentimientos y deseos propios. De tal manera que al ver una persona que le gusta y apenas conoce, la define desde sus propios deseos. La proyección es la base de los siguientes factores.

  • Identificación: La persona tiende a aumentar sus semejanzas con otra. La forma como el sujeto percibe a la otra persona es solamente una versión posible de la misma. Esta versión estará determinada por las necesidades urgentes del sujeto, su estado de ánimo, sus proyecciones, por la naturaleza y limitaciones de su apreciación subjetiva de esa persona.

  • Asociación: Tiene como base las experiencias amorosas anteriores (padres, noviazgos) y a partir de ellas le atribuye características similares a la persona actual

  • Estereotipos culturales: Por influencia de las familias, los amigos y los medios de comunicación se establece lo “bueno”, lo “bello” y lo “in”, de tal manera que la atracción puede presentarse porque la mente esteriotipada esta predispuesta para ser atraída por la moda, los comportamientos y los valores impuestos por la cultura.

La idealización es la tendencia de un individuo a aumentar, a veces patológicamente, la cualidad de bondad en las personas que le agradan. Crea imágenes completamente buenas y poderosas.
La exagerada idealización limita la relación amorosa, la distorsiona y dificulta el acoplamiento de la pareja. No permite una adecuada comunicación y las expectativas desbordan toda posibilidad de una relación sana.

Por efectos de la idealización las personas se enamoran de un irreal, de un fantasma que llevan consigo y lo proyectan en el cuerpo de la pareja, pero no aman a su pareja porque no la ven, aman el ser idealizado. Por ello las grandes decepciones en los períodos de real conocimiento y de acoplamiento.

“ud. No era así…” escuchamos decir con frecuencia a las personas al referirse a su pareja. Pero en verdad si era así, lo que sucede es que la idealización no las dejaba ver como realmente es el otro.

Desilusionarse es desidealizar al otro. Pero esto es positivo si se logra integrar la representación buena y mala del objeto de amor, esto es que lo malo no quita lo bueno. Al reconocer al otro como humano, no como extraterrestre, se le puede amar con más realismo y por tanto se crean bases firmes para el amor de compaía.

3. EL ENAMORAMIENTO:


El enamoramiento o el amor romántico son sinónimos de la primera fase del vínculo amoroso; es una tormenta emocional, en este período el “amor es ciego” porque no se ve al otro a causa de la idealización. El amor romántico se basa en la fantasía, en la proyección de los atributos que le gustan en la otra persona.

Las principales características del enamoramiento son:

  • El pasado se desvaloriza, no había historia. La historia empieza ahora. El otro da vida, da existencia. Por efectos de la fantasía y de la proyección la persona amada hace sentir el mundo diferente, los efectos energizantes del amor dan una nueva fuerza “como para mover el mundo” y hasta cambian la apariencia exterior.

  • Sueños y fantasías en declaraciones llenas de promesas de totalidad, sin límites ni condiciones: El enamorado no desea que su tormenta emocional termine, se siente pleno y completo, por ello hace promesas de amor eterno, incluso exagera asegurando que el amor sobrepasa los límites terrenales. La muerte es también una proyección de felicidad y eternidad

  • La relación simbiótica posibilita creer en lo completo. El otro es idealizado en extremo.

  • Los espacios se cierran. Absorción del otro, asfixia

4. EL AMOR MADURO: AMOR DE COMPAÑÍA:


El llamado amor maduro es explicado por la Doctora Nelly Rojas de Gonzalez cuando afirma que la verdadera relación de pareja comienza cuando se desvanecen las ilusiones, cuando las expectativas se vuelven más reales y cuando se aprende que las propias necesidades no tienen que ser satisfechas en forma incondicional por el otro.

El amor maduro establece la distancia óptima entre los dos miembros de la pareja de tal manera que alcanza un equilibrio entre la autonomía y la fusión, entre la libertad y el camino que van a recorrer uno al lado del otro.

Una pareja funcional es la que se adapta en forma constante y gradual a los cambios de dos personas que evolucionan, es la que sabe sortear las crisis inevitables.

En la pareja siempre hay pérdidas y renovaciones. Saber resolver las dificultades y lograr acuerdos satisfactorios es lo que hace crecer el vínculo.

Cuando el enamoramiento termina, como expresa Florence Thomas, la opción que queda por construir es el amor.

5. EL DESAMOR:


El desamor se ubica en el extremo del continuo que inicia el amor. Es indicador de salud psíquica, ya que no se sentiría si careciéramos de la capacidad para amar. Lo que llamamos desamor no necesariamente corresponde a la incapacidad de la otra persona para recibir, sentir y expresar amor, puede tratarse de que esa otra persona ame, pero en dirección contraria y diferente.

El desamor por ser ciego, sordo y anestésico no capta ni puede responder a las vibraciones eróticas que le llegan; deja pasar esa energía sexoamorosa que hace resonar el deseo y vitalidad a quien puede soñar.

El llamado desamor puede ser el derecho de una persona a no atender las demandas afectivas que no se desean de otra persona. Que resultan distantes y sin ningún interés ni repercusión. Es el derecho a no recibir demostraciones no pedidas de afecto, a no atender la ternura que nos llega, a no estar expectantes frente al existir de la persona que está amándonos.

El desamor no debe confundirse con el antiamor, que es la incapacidad de amar. La persona incapaz de amar no respeta, ni valora ni entiende el mundo emocional, amoroso y afectivo que caracteriza la dimensión humana. Antiamoe es negación, desamor es ausencia.

En las etapas anteriores del amor de pareja se comunica en plural: compremos, cambiemos, tengamos….En el desamor los proyectos son individuales. El desamor no es inicio de ruptura o separación. Cuando en un vínculo se ha desgastado la energía amorosa puede haber muchas otras razones tan fuertes como el amor para no romperlo. Muchas parejas viven juntas el desamor porque el vínculo satisface la necesidad de compañía u otro tipo de necesidades, sólo que la vibración del amor ha llegado a su fin.

6. RUPTURA – DUELO:


En este punto debe diferenciarse “el desamor” de la ruptura. El desamor es el fin del amor. La ruptura, en cambio, puede presentarse en cualquier fase del amor, se refiere a la separación súbita de la pareja, a la ruptura del vínculo. Generalmente es una decisión unilateral, porque han intervenido otros factores que uno de los miembros de la pareja considera inconciliables con la propuesta inicial y toma la decisión de romper el vínculo.. Es, a la manera de muchos autores, la experiencia más cercana a la muerte que pueden tener los seres humanos. Igor Carusso plantea que la separación es la irrupción de la muerte en la conciencia humana. El otro muere en cuerpo viviente, debe morir en mi.

Nuestra cultura no fomenta el amor maduro, se pasa del enamoramiento, la fusión, el otro como fuente de identificación a una auténtica experiencia de muerte, y para que la separación no sea aniquiladora del psiquismo se ponen en juego los mecanismos de defensa:

  • Desvalorización del objeto de amor, agresión: La aflicción impulsa a la agresión y la persona amada debe ser desvalorizada para que el yo, profundamente lesionado pueda desidentificarse del objeto de amor y retomar la energía amorosa a sí mismo.

  • La indiferencia que posibilita la huida hacia adelante: Es el escape de la situación dolorosa. Se buscan nuevos amores, la frase popular “un clavo saca otro clavo” es en palabras de Carusso “se mata mejor cuando ya se le tiene un sustituto al muerto”.

Si los miembros de una pareja permanecen juntos es porque el grado de satisfacción con el que viven es estimado como suficiente o adecuado.

Las terapias de pareja son efectivas cuando estimulan la comunicación entre los miembros de la pareja, ya que esta desempeña un papel importante en la estructuración de la pareja, y la principal función del terapeuta es promover una comunicación que favorezca mayores niveles de organización de la relación diádica. Especialmente cuando sabemos que las fuertes cargas emotivas son difíciles de expresar y están sujetas a interpretaciones divergentes.

Un proceso psicoterapéutico cuyos fines no se dirijan al conocimiento de la verdad es insostenible éticamente e inadmisible.

Por ello es imprescindible la honestidad de los miembros de la pareja para facilitar los cambios constructivos que requieren su unión.


7. MODELO TERAPÉUTICO:


El método psicoterapéutico elegido para entrevistar varía de un terapeuta a otro: quienes se adhieren al enfoque psicoanalítico clásico prefieren dejar en terapia a quien pide la cita, sin ver nunca a su pareja. El cambio en el vínculo depende del cambio del paciente sin depender del compañero(a). El miembro de la pareja que recibe terapia individual asume la responsabilidad por el cambio, el crecimiento o la ruptura del vínculo. Este enfoque no se ocupa de los problemas vinculares en si mismos sino de la capacidad funcional del paciente.

Otra modalidad es la terapia simultánea, propuesta por Bela Mittelmann (1957) y Alexander Thomas (1956), consiste en que un mismo terapeuta trata a ambos miembros de la pareja en forma individual, pero simultáneamente.

Martin y Bird (1953) proponen el enfoque colaborativo que consiste en que cada miembro de la pareja es tratado por un terapeuta diferente. Ambos terapeutas se reúnen periódicamente para analizar la dinámica del vínculo y focalizar las áreas de intervención.

Algunos terapeutas combinan los modelos al ver a la pareja en unas entrevistas conjuntas preliminares y luego los separan para terapias simultáneas; otros ven cada miembro individualmente y los juntan en las entrevistas finales o de devolución.

TERAPIA CONJUNTA DE PAREJA:


Esta modalidad fue propuesta por Don Jackson en 1961. Es la más utilizada porque estimula el diálogo de la pareja, es eficaz y permite acceder con más rapidez y en mayor medida a la dinámica de la díada.

En las entrevistas conjuntas siempre están presentes los dos miembros de la pareja; ambos pueden plantear la percepción de sus problemas y tienen la oportunidad de debatir sobre las áreas conflictuadas de manera distinta de cómo lo hacen entre sí por estar triangulados por el terapeuta a quien le reconocen competencia.

“En la práctica clínica de las terapias de pareja, la actividad más importante del terapeuta consiste en favorecer la comunicación entre los compañeros. De este modo es como se obtiene los resultados más manifiestos, los más rápidos y a veces los más profundos. El trabajo consiste en clarificar los mensajes y comparar los sentidos diferentes que ellos tienen para uno y otro integrante de la pareja. Sin duda es en este plano donde se realiza lo fundamental del trabajo en la mayoría de las entrevistas conjuntas”.

Las ventajas de este modelo de entrevistas conjuntas son básicamente:

  1. Incrementa la habilidad de comunicación entre la pareja, con la consiguiente posibilidad de esclarecer sus expectativas sobre el vínculo, las demandas individuales sobre el otro, mitiga las hostilidades y desconfianzas, y favorece la planeación conjunta del futuro del vínculo.
  2. la presencia de ambos miembros de la pareja les permite compartir la responsabilidad en los problemas vinculares y comprometerse con las decisiones frente a su resolución. La presencia de ambos evita el riesgo de aceptar al ausente como depositario de lo malo del vínculo y al presente como representante de lo bueno y exitoso
  3. Le otorga al terapeuta la posibilidad de observar directamente la interacción de la pareja
  4. Evita los falsos supuestos de alianza con uno de los miembros y el riesgo de que el terapeuta se vuelva portador de secretos imposibles de revelar de una de las partes, lo que impediría el proceso terapéutico

1. DIFICULTADES DEL MODELO:


Uno de los elementos que pueden dificultar este trabajo es el problema de la contratransferencia, es decir, la repercusión de estos conflictos sobre el terapeuta dado que remueven sin parar su propia problemática matrimonial y familiar. El hecho de observar y tomar conciencia de estos mecanismos contratransferenciales es fundamental en este tipo de tratamientos y por ello es tan necesaria la supervisión.

Este modelo obliga al clínico a una constante vigilancia de su neutralidad, por tanto, evitará que sus juicios de valor y sus propios mitos sobre la relación de pareja se interpongan en las decisiones de sus pacientes. No permitirá que su lugar de terapeuta se desdibuje al asumir el papel de juez o de consejero.

La principal dificultad de la terapia conjunta de pareja: es cómo interpretar, porque el foco interpretativo es el vínculo. No un miembro u otro, sino los dos, su relación. Con la interpretación de la colusión podemos ayudar a los dos miembros de la pareja a tomar conciencia del funcionamiento inconsciente que les ha llevado a actuar sus conflictos.

2. EL ENCUADRE:


El encuadre es la herramienta que usa el clínico para dosificar la relación con la pareja y establecer los límites que permitirán una adecuada comunicación e interacción de la triada que ahora incluye al terapeuta.

El psicólogo introduce unas pautas lógicas, viables y fijas, obligándose mutuamente a cumplirlas y considerando toda  trasgresión como resistencia y/o alteración de la transferencia o de la contratransferencia.

No tenemos dos pacientes sino un vínculo sobre el que intervenimos. En terapia de pareja la Psicopatología individual es un área más que el clínico deberá evaluar con el fin de establecer las influencias de los rasgos caracterológicos en las dificultades de la pareja. Pero el énfasis estará puesto en la dinámica de la relación. La contención esta dirigida al vínculo. Por tanto el encuadre buscará afirmar el compromiso mutuo en el proceso terapéutico, para ello se tendrá en cuenta los siguientes aspectos generales:

  1. Aclarar las expectativas de cada uno de los miembros de la pareja y clarificar cuales de ellas son factibles en el proceso y cuales no. En especial cuando esperan que el terapeuta asuma la dirección de la vida relacional o que de consejos o que participe en las decisiones sobre qué es mejor o no para el vínculo
  2. Explicar las características del proceso terapéutico: La función de las partes, lo que se espera de cada miembro de la pareja y especialmente, explicitar la neutralidad que ofrece el terapeuta. Esto advertirá a la pareja sobre sus inevitables creencias, en el transcurso del tratamiento, de que el terapeuta esta parcializado con uno de ellos; y se les autoriza a hablar de esta percepción, bien sea carente de fundamento o porque en verdad lo contratransferencial se está interponiendo.
  3. Si se asumió el modelo de terapia conjunta no se tendrán entrevistas individuales porque puede desvirtuar los objetivos propuestos. Es recomendable iniciar las sesiones solo en el momento en que ambos estén presentes.
  4. Los costos de la terapia deberían, ser igualmente compartidos por la pareja, pues esto influirá en el compromiso de cada uno con el otro y con el proceso. En este punto se incluye la responsabilidad del pago, incluso si no usan la hora asignada o no dan aviso al terapeuta de la inasistencia con un tiempo prudencial que él determine.
  5. No nos podemos comprometer con un número de sesiones determinadas para alcanzar los objetivos propuestos, por lo que habría que invitar a la pareja a iniciar el proceso y poner el énfasis del éxito en el nivel de compromiso de cada uno, más que en la duración del tratamiento.


3. DURANTE LA PRIMERA ENTREVISTA:



  • Se indaga acerca de los motivos primordiales del tratamiento y se rastrean posibles fuentes de conflicto en otros aspectos, diferentes de los mencionados
  • Se explora la relación en las áreas sexual, laboral, económica parental, social y familiar
  • Se identifican estructuras jerárquicas de poder y autoridad; desempeño de roles, normas y valores, pautas de comunicación verbal y no verbal y expectativas con respecto al vínculo
  • Se indaga sobre el desarrollo del conflicto: cuándo comenzó, qué factores internos y externos lo propiciaron, cómo ha evolucionado y se preparan las estrategias previas del manejo
  • Se investiga acerca de las expectativas de cada uno de los miembros de la pareja con respecto al trabajo de orientación que se inicia: sus objetivos, las ideas sobre la asesoría y su nivel de compromiso.



4. SESIONES SIGUIENTES:


Se dedican al análisis de la dinámica del vínculo y a generar propuestas de cambio. Entre otros aspectos, se sugieren abordar los siguientes:

  • Sobre las familias de origen: Se realiza el genograma, que aporta datos sobre la historia personal, familiar y social de cada uno. Permite generar hipótesis sobre conflictos previos, expectativas, aprendizaje de roles y modelos de relación que repercuten sobre el vínculo actual y que generan conflictos.
  • Sobre la historia del vínculo y su conexión con los conflictos actuales
  • Sobre la forma de comunicación: Procesos que distorsionan la comunicación. Percepción deformada de la conducta del compañero por una inadecuada interpretación. Formas como cada uno promueve comportamientos adecuados de otro
  • Sobre la vida sexual de la pareja y la forma de recrear su intimidad

5. ÁREAS DE EVALUACIÓN CLÍNICA:


El clínico debe tener presente que la pareja inicia muchas veces con el aspecto menos ansiógeno y en el transcurso del proceso han de aparecer las motivaciones más relevantes. Igualmente debe investigar desde el inicio del proceso, todas las áreas del vínculo con el fin de determinar cuáles de ellas están conflictuando la relación y orientar la intervención.




LA ELECCIÓN DE PAREJA ESTÁ DETERMINADA POR LAS RELACIONES OBJETALES?


El análisis de los primeros estadios del ciclo vital de la pareja siempre presentan aspectos relacionales significativos que el terapeuta debe tener presente, pues encontrará en ellos muchas de las causas de los conflictos actuales de la pareja.
Las causas que nos llevan al enamoramiento no corresponden a energías misteriosas e incomprensibles de la atracción entre los seres humanos; la relación amorosa esta determinada, y por tanto es una manifestación, de las representaciones mentales de los objetos.

Son muchos los mitos que oponen resistencia al estudio científico de la atracción y del amor porque podrían robarle algo de humanidad y valor, pero la verdad es que hay influencias socio – culturales y mecanismos psicológicos que definen la elección de pareja. Nuestro énfasis está puesto en estos últimos.

Freud trató esta cuestión en tres trabajos: “sobre un tipo particular de elección de objeto en el hombre” (1910), “Sobre la más generalizada degradación de la vida amorosa” (1912), y “El tabú de la virginidad” (1918), que publicó bajo el nombre de: “Contribuciones a la psicología del amor”, en el año 1918. En estos artículos basa la elección de pareja a su origen edípico. En “Una introducción al narcisismo” habla de dos tipos de elección de objeto amado:

  1. El padre como referencia. Basado en el modelo de la persona o personas que primero atienden y protegen. Se ama a la mujer que alimenta o al hombre que protege y a las personas sustitutivas de ellos
  2. Por elección narcisista, se ama:

    1. a lo que uno es ( a si mismo)
    2. a lo que uno fue
    3. a lo que uno quisiera ser
    4. a la persona que fue parte de uno mismo

Por su parte la teoría de las relaciones objetales ha ampliado y profundizado los mecanismos psíquicos involucrados en la elección de pareja.

La clínica de las terapias de pareja muestra los mecanismos de repetición mediante los cuales el sujeto tiende a reproducir un cierto tipo de relación: una forma de interrelación con su o sus objetos, de la que él conserva en el inconsciente el modelo imborrable; su nostalgia, de alguna manera. El compañero de pareja no se elige únicamente por su parecido u oposición a la figura parental, hay que agregar el elemento de la interrelación de esa figura parental. Importa subrayar que es en torno a la organización de las relaciones parentales donde se construye la referencia que llevara al sujeto a moldear su propia organización diádica.

La relación amorosa reproduce la de los primeros momentos de la existencia, cuando escinde el objeto y tiende a mantener el carácter totalmente bueno y a negar las partes malas. En el flechazo, por ejemplo, se tiende a suprimir, gracias a la negación y a la idealización primitiva, las partes hostiles o insatisfactorias del objeto. La representación del objeto como totalmente bueno le permite al sujeto adherirse a él y reactualizar la simbiosis en esta nueva relación.

Paralelamente, en el galanteo, se disimulan las representaciones negativas del sí mismo y el sujeto muestra a su pretendiente las partes más organizadas del yo que estimulan a su vez, parafraseando a Klein, la “idealización proyectiva” a la manera de identificación proyectiva.

La etapa del enamoramiento se basa en los mecanismos de idealización, escisión y proyección, que suponen al objeto como totalmente satisfactorio. La incapacidad de integrar las representaciones buenas y malas del objeto y, por consiguiente, el paso a la ambivalencia es lo que denominamos como una relación afectiva inmadura y es factor de intervención clínica.

Hay sujetos que prolongan estos estados escindidos de sus representaciones y niegan toda falla en la perfección de la imagen que han forjado sobre la pareja. Esta es la manera más frecuente como se vinculan los adolescentes.

El estado de completad del enamoramiento explica las promesas de amor eterno y el desmoronamiento de los límites entre los miembros de la pareja. Es una experiencia de fusión del uno con el otro que procura una sensación fundamental de realización, de unicidad. No hay reconocimiento de las diferencias. Esta simbiosis es a la vez el motivo de un gran dolor ante la posibilidad de la pérdida o la separación.

La creciente dependencia entre los enamorados no sólo les propicia una experiencia de fusión sino que cercan sus espacios, se controlan sus movimientos, se alejan de amigos y parientes en una ilusión de autosuficiencia diádica. La renuncia a las aspiraciones personales, a las diferencias, conllevan a la asfixia. Estas parejas inseparables sufren de celos patológicos, se tornan agresivas por la ansiedad de separación.

Nuestra cultura ha fomentado esta primera fase como “el verdadero amor”. A través de las canciones, dramas tele novelescos, mensajes en los medios masivos de comunicación ofrecen las pautas de cómo se ama, y promueven el amor – pasión como la manera real del amor. Incluso muchas parejas que han logrado el acoplamiento y el tiempo compartido los ha madurado, dudan de su amor, lo confunden con la rutina, creen que porque ya no sientes “las mariposas estomacales” han dejado de amar a su pareja. El promedio de las personas ni siquiera se han detenido a cuestionar la enorme influencia cultural en sus relaciones de pareja.

Desafortunadamente muchas parejas se comprometen en matrimonio durante el período del amor romántico, dejando para los primeros años de unión conyugal la declinación inexorable de las fantasías que inicialmente los unió. Esto hace más profundas las crisis del vínculo y en ocasiones su temprana ruptura.

Los sujetos capaces de integrar las representaciones del objeto bueno  y del objeto malo podrán ajustarse a una relación duradera y más funcional. Para ello es necesario la desidealización del objeto y por tanto reconocer su imperfección; esto permite aceptar los sentimientos ambivalentes de amor y odio por el objeto. En adelante podrán tomar la distancia óptima el uno y el otro. Las individualidades enriquecen la relación, la absorción y la asfixia los llevan al empobrecimiento mutuo y a la muerte del vínculo,

De cualquier forma los vínculos más estables enfrentan el desafío de cómo permanecer en contacto con el lado más satisfactorio de su relación, vigilantes de que los eventos que promueven la separación – individuación no destruyan la díada. Algunas parejas enfrentan el mayor desafió en el mismo momento del matrimonio, otras con el nacimiento del primer hijo o cuando el hijo entra en una etapa particular de su desarrollo como el campo edípico o la crisis de la adolescencia, para otras parejas no se da hasta el tiempo en que los hijos abandonan la casa, el nido vacío..

CRISIS DEL CICLO VITAL:


Algunas parejas acuden a terapia para analizar una crisis relacionada con el ciclo vital de la pareja: enamoramiento, acoplamiento, nacimiento del primer hijo, el hijo adolescente, partida de los hijos o nido vació.

El panorama evolutivo de la pareja esta referido a los procesos psíquicos y relacionales comparables a la dinámica de la díada madre – hijo, que a su vez nos sirve de referente para estudiar los patrones de relación que cada miembro de la pareja ha integrado.

Todo vínculo, como los individuos, son susceptibles al conflicto, por ello entendemos las crisis del ciclo vital como aquellas remociones que sufre la organización diádica y que obliga a la pareja a asumir un nuevo funcionamiento de la relación. Este efecto reorganizador de la crisis es el foco terapéutico.



MOTIVOS MÁS FRECUENTES POR LOS CUALES SE ACUDE A CONSULTA


1. TERCEROS QUE INTERFIEREN EN LA RELACIÓN:


La demarcación de los límites que dan identidad a la pareja en interacción con lo social no es siempre fácil. Por un lado, las transferencias y las identificaciones proyectivas que tienen mutuamente, tienden a convertir la relación en un sistema fuertemente cerrado. Por otro, el grupo social, especialmente la familia de origen, ejerce presión sobre cada miembro de la pareja por el temor a que la fusión del vínculo los separe definitivamente del núcleo social o familiar.

Por otro lado la aparición del rival temido como tercero que da origen a la inseguridad emocional y a los celos como señal de alarma que protege la integridad de la relación. Lo que mucha gente valora en las relaciones emocionales es la exclusividad y cualquier intrusión basta para dañar la relación. El sentimiento de haber quedado afuera, excluido y aislado provoca resentimiento y odio.

2. CONFLICTOS CON LA FAMILIA DE ORIGEN:


Se presenta por convivencia o interferencia de la familia de alguno de los  miembros de la pareja, en la relación con ésta.

3. DESACUERDOS EN EL MANEJO DE LOS HIJOS:


En áreas como: La educación, el dinero, las diversiones, los permisos, y los castigos.

4. INFIDELIDAD Y CELOS:


Relaciones extramatrimoniales esporádicas o permanentes, que afectan el vínculo. Suele existir una correspondencia entre la infidelidad de uno de los miembros de la pareja y los celos del compañero.

5. DISFUNCIONES SEXUALES:


Las disfunciones sexuales son generalmente el síntoma de otras áreas en conflicto, el objetivo terapéutico será facilitar la reorganización vincular en todos sus componentes más que poner el énfasis del tratamiento en el restablecimiento de la función sexual. Casi todos los problemas de pareja repercuten en esta área, por lo que el terapeuta deberá enlazar este aspecto a la calidad integral de la relación de pareja.

Impotencia, anorgasmia, vaginismo, eyaculación precoz, abstinencia prolongada, disminución del deseo sexual. Estas disminuciones muchas veces no son expresadas en forma abierta, y pueden ser el reflejo de problemas originados en otras áreas de la relación en pareja.

6. DIFICULTAD EN LA COMUNICACIÓN:


Es el área generalmente más deteriorada en las parejas que acuden a terapia. Los conflictos limitan la comunicación, y la mala comunicación impide la resolución de los problemas vinculares.

La comunicación de los afectos y de las emociones, y la descarga emotiva intensa no siempre es clara; esto obliga al terapeuta de parejas a tener un conocimiento óptimo sobre la teoría de la comunicación humana y las fallas en estos procesos para poder señalar, interpretar o confrontar la distorsión de los mensajes entre los miembros de la pareja, pues, lo más común son las ambigüedades, los mensajes ocultos, las resignificaciones, los lenguajes distintos lo que impera en las parejas conflictuadas.

Se entiende como la ausencia o la disminución de diálogo entre la pareja y se manifiesta a través de distancia afectiva, interpretación distorsionada de la conducta del otro, dificultades para escuchar al compañero y para expresar en forma adecuada el mensaje verbal o actitudinal.

7. OBSTÁCULOS EN EL MANEJO DE LOS ROLES DEL HOMBRE Y DE LA MUJER:


Diferencias en las expectativas del uno y del otro respecto a la relación de pareja en cuanto al amor romántico, a la expresión de los sentimientos, al manejo de los hijos y a la distribución presupuestal. Las dificultades en el manejo del poder y de la autoridad, la asignación de roles, el trabajo del hombre y de la mujer.

8. AGRESIÓN Y VIOLENCIA:


Maltrato físico o psicológico a través de comportamientos o actitudes de tipo hostil, que por su frecuencia y/o intensidad son motivo de conflicto entre la pareja.


9. ADICCIONES:


Dependencia de uno o de los miembros de la pareja al alcohol, las drogas, el juego, y que por su frecuencia e intensidad es motivo de conflicto entre la pareja.

10. DIFICULTADES EN EL MANEJO DE LAS DIFERENCIAS INDIVIDUALES:


Esta área está referida a los problemas de aceptación mutua de los rasgos de carácter, temperamento, valores o personalidad del compañero.

También suele suceder que uno de los miembros de la pareja oculta sus problemas psicopatológicos individuales tras la fachada de la terapia conjunta por las resistencias a aceptar la necesidad de una intervención individual. Por ello es necesario que el psicólogo reconozca las identificaciones proyectivas en la relación de pareja, pues en ellas impera la necesidad de apartar un conflicto interior, alejando del campo de la conciencia un aspecto de sí mismo que se reprobaría si se lo percibiera y que engendraría sentimientos de culpa. El compañero es el depositario de estas proyecciones, y es asombrosa la disposición de éste para asumir todos los síntomas atribuidos

11. SEPARACIÓN Y DIVORCIO:


Suspensión temporal del vínculo con la intención de solucionar el problema, o disolución definitiva de la relación.

12. PROBLEMAS EN PAREJAS DE SEGUNDA UNIÓN:


En los individuos que se unen por segunda vez en forma estable, con o sin hijos, se agrega el tener que manejar un mayor número de vínculos.

Estas cuestiones expresadas por los miembros de la pareja cuando acuden a la asesoría son, por lo general, el reflejo de conflictos en otras áreas de la relación. Así mismo, en muchos casos, la queja que se presenta como problema principal al comienzo no es el motivo real del conflicto.

13. RELACIONES DE PODER: CONTROL DE OBJETO


Otra área que conflictua frecuentemente los vínculos amorosos son las relaciones de poder en términos de control sobre el objeto. La superioridad económica de uno de los miembros, la competencia profesional, la procedencia social establecen diferencias que enmarcan la organización del vínculo en lucha de poderes. La debilidad yoica de uno de los sujetos lo hace dependiente emocionalmente y su sometimiento no es más que la búsqueda de seguridad en el narcisismo de su pareja.


Otro matiz de la dinámica inconsciente de las relaciones de poder está manifiesta en las parejas que se agraden. El odio, también vincula y sus manifestaciones son gravemente desorganizadoras; la envidia, presente en las relaciones vinculares, tal como lo explicó Klein, especialmente en algunas parejas que no trascienden la ambivalencia y se quedan fijadas a etapas muy primitivas, el objeto es desvalorizado y agredido; fantasías inconscientes de quedar excluido en una relación triangular donde la manifestación violenta es la defensa contra la angustia de separación; personalidades narcisistas que destruyen al objeto que no los complace; la identificación con la relación agresiva de los padres. Todos estos temas habrán de ser investigados por el clínico.