lunes, 1 de octubre de 2018

39. ANNA FREUD Y LA PSICOLOGÍA DINÁMICA

Nace en Viena en 1895.

Para esta autora del desarrollo el niño nace con yo, y el medio ambiente es muy importante porque el progresivo crecimiento desde el estado de inmadurez al de madurez, a través de las líneas del desarrollo, va a estar atravesado por estas condiciones ambientales.

Referente al desarrollo de la personalidad, plantea:

·         Unidad biológica de la pareja madre – hijo, se presenta el narcisismo de la madre extendido al niño
·         La relación anaclítica con el objeto parcial o de satisfacción de las necesidades
·         La etapa de constancia objetal
·         La relación ambivalente de la fase preedípica sadicoanal
·         La fase fálico – edípica
·         El período de latencia
·         Rebeldía de la adolescencia
·         Lucha del adolescente por negar y cambiar vínculos con sus objetos infantiles

Además propone ciertas líneas que sigue el desarrollo, así:

-          Desde la lactancia a la alimentación racional
-          De la incontinencia al control de esfínteres
-          Desde la dependencia hasta la autosuficiencia emocional
-          De la irresponsabilidad hacia la responsabilidad en el cuidado corporal
-          Desde el egocentrismo al compañerismo
-          Desde el cuerpo hacia los juguetes
-          Desde el juego hacia el trabajo


Además trabaja en concepto de regresión, considerándola normal dentro del desarrollo, mientras esta se encuentre al servicio del yo, además plantea tres tipos de regresiones:

  1. Topográfica: Las excitaciones tienen dirección retrógrada, desde el extremo motor al sensorial del aparato mental. Produce la satisfacción de deseos alucinatorios en lugar de los procesos racionales del pensamiento

  1. Temporal: salto atrás hacia viejas estructuras psíquicas

  1. Normal: Determina que los medios primitivos de expresión y representación reemplacen a los contemporáneos


El principal efecto terapéutico del psicoanálisis es la modificación del equilibrio de fuerzas entre el ello, el yo y el superyó, un aumento de la tolerancia de los fines de cada uno y, como resultado, de la armonía entre ellos.

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