Nace en
Viena el 30 de Marzo de 1882 y muere el 22 de febrero de 1960 en Londres.
Psicoanalista Británica. En 1916 inició su análisis con Ferenczi, y en el
transcurso del mismo inicio el psicoanálisis de niños en una policlínica de
Budapest.
En 1920 se
traslada a Berlín y se convierte en miembro de la sociedad psicoanalítica de
Berlín.
En 1924
inicia su segundo análisis con Abraham; este mismo año se traslada a Londres y
publica su trabajo “Principios Psicológicos del Análisis Infantil”.
En 1955
funda su propia escuela de la cual son exponentes Balint, Bion, Meltzer, Segal..
Aportes Teóricos
M. Klein
abrió un nuevo rumbo para la teoría pues fue ella quien traslado el énfasis a
las relaciones objetales.
· Destacó la importancia que tienen los
objetos internos y las más tempranas relaciones objetales en los conflictos
intrapsiquicos y en las estructuras psíquicas (1920)
· Señaló la importancia del sadismo oral
para determinar los primitivos objetos internos fantaseados y la estructura
básica del Superyó (1930)
· La agresión y la libido íntimamente
vinculadas con objetos internos “malos” y “buenos”(1934)
· Describió una serie de mecanismos de
defensa (en especial la escisión y la
identificación proyectiva) por medio de los cuales el yo trata de hacer frente
a los objetos malos internos y externos. (1940-1946)
· Posición Esquizo-paranoide y la posición
depresiva: en estas constelaciones vinculó la teoría psicoanalítica de los
instintos con las tempranas relaciones objetales y las tempranas maniobras
defensivas.
· El concepto del “instinto de muerte” lo
considero el contenido básico de la ansiedad y la fuerza que genera los
mecanismos de proyección que protegen al yo de sus efectos.
· Se
inclinó a creer en un instinto de muerte innato, esto es, la agresión,
especialmente la oral es innata.
(1919 – 1960)
Su principal interés es describir el
mundo interno, rico en fantasías.
Para ella el origen psíquico es el
vínculo intersubjetivo.
Principales
descubrimientos:
-
Complejo de edipo temprano
-
Superyo temprano
-
Mecanismos de defensa primitivos
La angustia puede
ser vista desde dos enfoques:
·
Como motor del desarrollo
·
Como origen de patología
Objetos
internos:
Espacio mental, donde los objetos interactúan
Conflicto: Para ella este no se da
entre el impulso y la defensa, sino entre el sentimiento de amor y odio.
Períodos
teóricos:
1919 – 1932
·
Agresión
·
Transferencia infantil
·
Complejo
·
Super yo
1932 – 1946
·
Posiciones
·
Objetos internos
·
Identificación proyectiva
·
Tratamiento en sicóticos y pacientes
fronterizos
1946 – 1960
·
Envidia
Su técnica principal de intervención
era el juego.
Fantasía: función del yo, expresión
mental de los instintos (los instintos son buscadores de objeto por naturaleza)
Para Klein desde el nacimiento hay yo
y por lo tanto relaciones objetales primitivas.
Planteó dos posiciones básicas:
1. Posición
Esquizo-paranoide:
Klein sostiene que la ansiedad se
origina en la acción interna del instinto de muerte. La alteración del
equilibrio pulsional es inaugurada por el nacimiento y se repite cada vez que
privaciones de origen interno o externo intensifican las pulsiones agresivas.
Klein considera que el niño está en
un conflicto pulsional entre la libido y la agresividad desde los inicios,
conflicto que encara a través de la deflexión (desviación) del instinto de
muerte y la constitución de un objeto escindido.
Supone la existencia de un yo
temprano, débil y no integrado pero no obstante capaz de instrumentar, bajo la
acción de las pulsiones de vida, los primeros mecanismos de defensa: escisión,
proyección, introyección. Estos mecanismos son de defensa ante la ansiedad de
aniquilamiento. Ese yo incipiente registra la angustia, se relaciona con un
primer objeto y opera mecanismos de defensa primitivos y, por lo tanto,
extremos. Dicho de otro modo, opera con fantasías relacionadas con un objeto.
En relación a las características de ese yo, Klein manifiesta su acuerdo con
Winnicott en cuanto a considerarlo carente de cohesión y con una tendencia a
integrarse que alterna con una tendencia a desintegrarse.
A partir de las primeras experiencias
el lactante se relaciona con un objeto parcial bueno, resultante de la
proyección de la pulsión de vida (pecho bueno) y con un objeto parcial malo,
resultante de la proyección de la pulsión de muerte (pecho malo). Cuando la
disociación se realiza bajo predominio de la pulsión de muerte encontramos que
las características del objeto viran de bueno a idealizado y de malo a
persecutorio, terrorífico. Las características de tales objetos están, por lo
tanto, íntimamente relacionadas con las características de los impulsos que
sobre ellos se proyectan. El pecho como primer objeto, y los objetos que se
internalizan posteriormente, adquieren en los momentos en que el bebé atraviesa
estados de frustración y odio las características oral-sádico, sádico-uretrales
y sádico-anales de las pulsiones del lactante.
Se trata de objetos parciales tanto
por constituirse a partir de una parcialidad del objeto causada por el dominio
de la pulsión oral como por tener sólo una cualidad: bueno o malo. Puede
decirse que el objeto parcial es totalmente bueno o totalmente malo.
Las privaciones, al intensificar las
pulsiones agresivas, generan la voracidad con el consiguiente aumento de la
frustración y, por lo tanto, de la ansiedad persecutoria. La voracidad es una
emoción básicamente oral, muy vinculada con la envidia.
Considera que la fórmula instintual
está constitucionalmente determinada, aunque toma en cuenta las características
reales del vínculo en cuanto a su capacidad de acrecentar o atemperar la
ansiedad persecutoria.
El pecho gratificador que ha sido
internalizado bajo el dominio de la libido de succión es sentido como completo
y actúa como núcleo del yo, contrarrestando los procesos de escisión y
dispersión y favoreciendo la integración. O sea que la introyección estable del
objeto bueno es una precondición para el desarrollo normal.
El clivaje o escisión del objeto se
realiza principalmente por el clivaje de los impulsos y su proyección, secundariamente
por las características de gratificación o frustración de la relación con el
objeto. En la medida que el interjuego de introyección y proyección está en el
origen del yo, la escisión del objeto implica la escisión del yo.
Durante la posición esquizo-paranoide
hay momentos de integración del objeto y del yo, que implican un comienzo de la
ambivalencia (carga afectiva o valor con que se carga un objeto, en términos de
amor u odio), aunque en relación a objetos parciales.
El progreso en los procesos de
síntesis atenúa la escisión objeto bueno-objeto malo y lleva a que el niño se
relacione con su madre como una totalidad. Esto inaugura la posición depresiva
e inicia el Complejo de Edipo temprano.
En 1946, introduce un concepto en la
elaboración de la posición esquizo-paranoide, aunque el uso de este mecanismo
no es privativo de dicha posición. Este mecanismo es:
La Identificación proyectiva:
Y lo considera como;...una forma especial de identificación que establece el prototipo de una agresiva relación de objeto(...) Los ataques contra el pecho de la madre evolucionan también hacia ataques de naturaleza similar contra su cuerpo, el que pasa a ser sentido, por así decirlo, como una continuación del pecho, aún antes de que la madre pueda ser concebida como una persona total.
Y lo considera como;...una forma especial de identificación que establece el prototipo de una agresiva relación de objeto(...) Los ataques contra el pecho de la madre evolucionan también hacia ataques de naturaleza similar contra su cuerpo, el que pasa a ser sentido, por así decirlo, como una continuación del pecho, aún antes de que la madre pueda ser concebida como una persona total.
La identificación proyectiva descansa
sobre fantasías, de tipo oral y anal, de expulsar afuera del self sustancias
peligrosas o aspectos rechazados u odiados de la propia persona, y ubicarlos
dentro del objeto con el propósito de dañarlo o de tomar posesión de él y
controlarlo. El resultado es un empobrecimiento de la persona y un incremento
del odio hacia el objeto. Sin embargo, también puede implicar aspectos positivos
del yo que son colocados dentro de la madre. Esto también ocasiona
empobrecimiento del yo, en tanto lleva a considerar como perdidas partes
importantes del yo, incremento de la ansiedad persecutoria e idealización del
objeto. De una u otra forma se colocan en el objeto partes del self, lo que
implica que se trata de una identificación narcisista.
La consideración de la identificación
proyectiva, con su complementaria, la identificación introyectiva, implica un
concepto de espacio presente en las primeras relaciones de objeto.
Klein va complejizando los alcances
del concepto considerándolo, en sus formas más evolucionadas, base de la
capacidad de empatía. La introducción del estudio de los fenómenos
confusionales, a partir de 1952, constituye una profundización de la teoría
kleiniana, de indudable valor clínico. M.Klein llegó inclusive a considerar los
estados confusionales como estados que se presentan normalmente en el pasaje
entre las dos posiciones básicas, y que pueden dar lugar a la formación de
núcleos confusionales que se encuentran en múltiples manifestaciones
patológicas. Este concepto fue muy importante en el tratamiento de pacientes
psicóticos y fronterizos y fue retomado y desarrollado por Bion, Rosenfeld y
Otto Kernberg.
El exceso de escisión y proyección de
partes del yo y de los objetos internos explica el perturbado juicio de
realidad de las psicosis. La realidad, tanto interna como externa, resulta
alterada, modificada por la adjudicación omnipotente de partes escindidas del
yo al objeto. Esto se relaciona con la vivencia de fin del mundo del
esquizofrénico. El uso excesivo de la escisión provoca el sentimiento de que el
yo está hecho pedazos, pudiendo llegar a sentimientos de desintegración.
...el amor y la
comprensión de la madre pueden ser considerados como el mejor aliado que tiene
el niño para superar estados de desintegración y angustias de naturaleza
psicótica.
Ciertas formas de deficiencia mental
se relacionan con los efectos de un exceso de ansiedad persecutoria y
mecanismos esquizoides en la temprana infancia. Klein considera que la
identificación proyectiva es la base de muchas situaciones de ansiedad y se
relaciona centralmente con la esquizofrenia y la paranoia; no sólo sustenta los
sentimientos de fragmentación sino también los de confusión. Esto dificulta
sobremanera discriminar entre las partes buenas y malas del self, entre el
objeto bueno y malo y entre la realidad externa e interna.
Otros conceptos acuñados por Klein son:
Envidia primaria:
Este desarrollo conceptual alejó a su
discípula Paula Heimann y a otro pensador, Winnicott.
El concepto de envidia deriva de los
trabajos acerca de la identificación proyectiva en su relación con el instinto
de muerte y acerca de los estados confusionales. Klein supone que la envidia y
el instinto de muerte tienen en común algo esencial: ambos atacan la vida y las
fuentes de la vida. La envidia primaria corresponde a las formas arcaicas y
masivas de la identificación proyectiva, destinadas a ubicar en el objeto la
destructividad propia que está amenazando al yo. Implica no sólo la
introyección destructiva propia de la voracidad sino también una modalidad
destructiva de la identificación proyectiva. Supone el ataque sádico-anal y
sádico-uretral al pecho bueno y a la capacidad creadora de la madre y se
relaciona con lo que podríamos llamar ira narcisista ante la percepción de que
el objeto tiene algo valioso.
Se diferencia de los celos por cuanto
surge en una relación dual con un objeto parcial.
La envidia es el
sentimiento enojoso contra otra persona que posee o goza de algo deseable,
siendo el impulso envidioso el de quitárselo o dañarlo. Además la envidia
implica la relación del sujeto con una sola persona y se remonta a la relación
más temprana y exclusiva con la madre. Los celos están basados sobre la
envidia, pero comprenden una relación de por lo menos dos personas y conciernen
principalmente al amor que el sujeto siente que le es debido y le ha sido
quitado o está en peligro de serlo por su rival.
Klein reconstruye el concepto a
partir de la transferencia, especialmente la reacción terapéutica negativa, en
la que considera que tiene gran importancia la envidia y las defensas contra la
misma. Considera que su intensidad depende en gran medida de factores
constitucionales (intensidad del instinto de muerte en relación al de vida). Es
un sentimiento que daña la capacidad de gozar pues no permite la seguridad en
el establecimiento del objeto interno bueno. La envidia al pecho nutricio estaría
en la base de otras modalidades, como ser la envidia al pene. Tiene suma
importancia en la patología de las posiciones, aportando a la génesis de los
estados confusionales: al atacar al objeto bueno lo convierte en malo mediante
la fragmentación y la proyección.
Su contrapartida es el sentimiento de
gratitud, derivado de la capacidad de amar y de la elaboración de la ansiedad
depresiva.
2. Posición
depresiva:
El cambio de la relación de objeto de
parcial a total marca la entrada en la posición depresiva, modificando las
ansiedades y, por lo tanto, las defensas.
De los tres a los seis meses se
observa un mayor desarrollo de las funciones yoicas y de la organización
fantasmática del bebé, la instauración del pecho bueno disminuye los procesos
de escisión y los estados de integración son cada vez más frecuentes.
La ambivalencia es ahora hacia un
objeto total, los procesos de integración y síntesis hacen que el conflicto
entre el amor y el odio surja muy claramente, en el marco de un mayor
reconocimiento de la realidad psíquica.
La ansiedad se modifica
cualitativamente, el bebé está expuesto a la vivencia de pérdida pues las
pulsiones agresivas ponen en peligro al objeto amado. Al ser percibida la madre
como objeto total, como persona, se modifica la identificación del bebé con la
misma. Es sentida como un refugio ante los temores persecutorios pero también
se la considera expuesta al ataque de los perseguidores internos e, incluso, al
propio odio y sadismo del bebé.
La pérdida en la realidad psíquica
del objeto total confronta al niño a una nueva gama de sentimientos, al dolor y
la tristeza se agrega la culpa, por cuanto la omnipotencia lo lleva a
considerar que el peligro que corre el objeto es consecuencia de sus propios
impulsos y fantasías.
Su objetivo es centralmente negar la
realidad psíquica en cuanto es fuente de dolor y temores depresivos, esto
implica cierta negación de la realidad exterior. La negación de la realidad
psíquica puede implicar la negación del amor. La tríada maníaca está
constituida por: control-triunfo-desprecio.
El control omnipotente, al estar
aplicado ahora a la ansiedad depresiva, es utilizado para evitar la frustración
y la consiguiente agresión, la que constituiría un peligro para el objeto.
La modificación del uso de la
escisión consiste en que su aplicación deriva en un objeto indemne y un objeto
muerto o moribundo, siendo el temor a que los objetos internos estén muertos o
moribundos el núcleo de la aflicción en los estados depresivos. Los
sentimientos de culpa ante la creencia de haber dañado al objeto amado ponen en
marcha la tendencia a la reparación, originada en las pulsiones de vida. Klein
considera unidas la culpa y la reparación. El niño vivencia la reparación de
sus objetos en íntima relación con los logros de su propio desarrollo, de esta
manera las ansiedades paranoides y depresivas van modificándose a lo largo de
la primera infancia.
Son sumamente importantes en la
reparación del objeto las defensas obsesivas, las que pueden también estar en
relación a la ansiedad paranoide. El equilibrio entre las defensas obsesivas y
las maníacas será determinante en la relación con el objeto que se teme dañado.
Al igual que en relación a la
posición esquizo-paranoide Klein considera que un uso adecuado de las defensas
disminuye la ansiedad y promueve la integración, pero un uso excesivo de las
mismas dificulta y puede impedir la elaboración de las problemáticas
específicas de cada posición, persistiendo constelaciones fantasmáticas que
constituyen puntos de fijación.
Encontramos en la posición
esquizo-paranoide los puntos de fijación de la esquizofrenia y la paranoia; en
los inicios de la posición depresiva los puntos de fijación de la manía y la
melancolía.
Conjuntamente con la posición depresiva se inicia el Complejo de Edipo temprano, ya que los procesos de integración llevan a la necesidad de preservar al pecho y a la madre como objeto total, estimulando el pasaje al pene paterno y al padre; y al reconocimiento del tercero. El bebé necesita proteger al objeto y al yo de la intensificación y modificación de la agresión provocada por las frustraciones orales (destete) y la dentición.
Conjuntamente con la posición depresiva se inicia el Complejo de Edipo temprano, ya que los procesos de integración llevan a la necesidad de preservar al pecho y a la madre como objeto total, estimulando el pasaje al pene paterno y al padre; y al reconocimiento del tercero. El bebé necesita proteger al objeto y al yo de la intensificación y modificación de la agresión provocada por las frustraciones orales (destete) y la dentición.
La elaboración de la posición
depresiva es crucial en la capacidad posterior de elaborar duelos. Su
superación supone la introyección estable del objeto amado y el establecimiento
de la capacidad de reparar y simbolizar. Aunque los aspectos fundamentales se
dan en la segunda mitad del primer año de vida, se va elaborando a lo largo de
la primera infancia a través de la neurosis infantil...una combinación de procesos
mediante los cuales las ansiedades de naturaleza psicótica son ligadas,
elaboradas y modificadas. La neurosis infantil termina al comienzo de la
latencia, con la modificación de las ansiedades tempranas y el dominio de las
pulsiones genitales. Es en el desarrollo de la neurosis infantil donde vemos
claramente el accionar de las defensas obsesivas y, a partir del segundo año,
de la represión, mecanismo que, a diferencia de la escisión, no implica el
riesgo de la desintegración del yo. Todos los aspectos del desarrollo
contribuyen a la modificación de la ansiedad, la cual a su vez influye sobre
dichos procesos.
En el segundo año,
con el progreso en el desarrollo del yo, el niño utiliza su creciente
adaptación a la realidad externa y su creciente control de las funciones
corporales para poner a prueba los peligros internos por medio de la realidad
externa.
Klein considera que el juicio de
realidad es decisivo en el trabajo de duelo, y que en cada situación en que la
persona se ve confrontada con el penar por la pérdida de objetos amados se
consideran en peligro los objetos internos y la conexión con la realidad tiene
como fin reestablecer el mundo interno destruido.
Cuando el niño
pasa a través de la posición depresiva, lucha en su inconsciente con la tarea
de establecer e integrar el mundo interno, del mismo modo que el sujeto en
duelo sufre con el reestablecimiento y la reintegración de este mundo.
Según klein
hay un Edipo y un súper yo temprano:c. Complejo de Edipo Temprano:
Este en su teoría queda desvinculado
el Complejo de Edipo de la fase fálica tal como la describe Freud. Sus orígenes
pasan a ser ubicados en las fases pre-genitales y la fase fálica tiene para
Klein las características de fase genital completa. En los desarrollos teóricos
previos a la formulación de la posición depresiva considera que las
frustraciones orales (destete) constituyen el factor principal en la liberación
de las tendencias edípicas. La ansiedad persecutoria junto a la búsqueda de
reencontrar las gratificaciones que se obtuvieron con el pecho impulsan tanto a
la niña como al varón hacia el pene, con el que se revive la doble relación
conflictiva.
El pasaje a la relación triádica, o
sea, del pecho al pene, se sostiene tanto en la fantasía oral de incorporación
para calmar la frustración en relación al pecho como en la necesidad de buscar
un nuevo objeto que amortigüe las fantasías retaliativas que sufre en relación
a los ataques fantaseados al cuerpo materno.
Los análisis tempranos muestran que
el conflicto de Edipo se hace presente en la segunda mitad del primer año de
vida, y que al mismo tiempo el niño comienza a modificarlo y a construir su
Superyo.
Esta definición de Klein implica una
redefinición de la etapa fálica clásica. La amenaza de castración tiene como
contenido primario y fundamental el temor al vaciamiento y destrucción del
cuerpo del bebé. Pasa a poseer especificidad en ambos sexos en relación a los
genitales masculinos y femeninos y la capacidad de procreación, la cual está
ligada básicamente a las ansiedades de la posición depresiva y a la posibilidad
de reparar los objetos amados.
El dolor y la preocupación por la
pérdida temida de los objetos buenos, es decir, la posición depresiva, es,
según su experiencia, la fuente más profunda de los conflictos dolorosos en la
situación edípica, así como en las relaciones del niño con su medio ambiente
general.
Las teorías sexuales infantiles son
principalmente expresión del polimorfismo temprano y no de la desmentida de la
castración en una lógica fálico-castrado. Dicha lógica aparece defensivamente,
es decir, secundariamente.
d. Superyó temprano:
En 1948 afirma que el desarrollo del
Superyó es previo e independiente de Edipo, se origina en la escisión y
proyección del instinto de muerte y condiciona el desarrollo del Complejo de
Edipo.
La evolución del concepto de Superyó
está íntimamente relacionada a la del concepto de posiciones. El Superyó tiene
un doble origen, con aspectos buenos y malos. La introyección del primer
objeto, el pecho materno, constituye el núcleo del Superyó en ambos sexos. En
la relación con objetos parciales, a la internalización del pecho se suma la
internalización del pene y ambos, en sus aspectos buenos y malos, se
constituyen en los primeros objetos internos protectores y auxiliadores, por un
lado, y atacantes y agresivos, por el otro. A esto se van sumando las
internalizaciones de los padres como objetos totales y como figuras combinadas.
La evolución del yo y del Superyó
sucede en forma paralela, formándose ambos a través de una larga serie de
introyección, proyección y reintroyecciones, en una compleja relación
dialéctica entre el mundo interno y el mundo externo. A lo largo de todo el
proceso, se mantiene una estrecha relación entre el desarrollo del Yo, el
Superyó y el Complejo de Edipo.
Este modo de conceptualizar el origen del Superyó implica que el carácter del mismo corresponde más a una función que puede ser asumida por diferentes objetos internos, correspondientes a distintos momentos introyectivos-proyectivos, que a una estructura definitiva.
Este modo de conceptualizar el origen del Superyó implica que el carácter del mismo corresponde más a una función que puede ser asumida por diferentes objetos internos, correspondientes a distintos momentos introyectivos-proyectivos, que a una estructura definitiva.
La última fase en el pensamiento
kleiniano acerca del Superyó corresponde a 1958, cuando atribuye la formación
del mismo, además de a procesos introyectivos, a un clivaje dentro del yo por
el cual una parte se enfrenta a otra parte.
e. Técnica psicoanalítica del
juego:
Klein
reconoce el juego como una estrategia metódica para la terapia, ya que para
ella es el predominio del inconsciente en el niño lo que determina el modo de
representación simbólica.
RESUMEN:
Con
relación al desarrollo plantea dos posiciones:
1.
Posición esquizo – paranoide:
(relación con objetos parciales)
Los impulsos invaden al yo, este
siente ansiedad (persecutoria) y se defiende por medio de la escisión.
Impulso de vida:
·
yo establece relaciones
·
objeto idealizado
Impulso de muerte:
·
Yo odio y agresión
·
Objeto persecutorio
La
escisión:
-
Forma de discriminación de la realidad
-
Capacidad de juicio sin objetividad
Gracias a procesos como:
-
Más experiencias positivas que negativas
-
Más integración
-
Más control de ansiedad
-
Más introyección
-
Más diferenciación
Se pasa a la segunda posición
2.
Posición depresiva:
(relación con objetos totales)
Fase de integración del yo y el
objeto, hay ambivalencia, empieza el principio de realidad, hay mayor
conocimiento de si mismo, más diferenciación
mundo interno y externo, mayor capacidad de juicio, reconocimiento de
que la madre no es él. Se reconoce experiencia de separación cuando la fantasía
sede terreno a la realidad.
Inicialmente se da ansiedad depresiva
por pérdida de objeto (como si el yo hubiera destruido al objeto), sentimiento
de culpa y se hace uso de la reparación (creatividad en la reconstrucción del
objeto).
Se inicia formación de símbolos (por
eso las pérdidas enriquecen)
Con relación al
complejo de edipo:
- Interrelación
- Identificación relación objetal (proceso)
- Castración
NIÑA:
·
Se identifica con la madre
·
El objeto es el padre
NIÑO:
·
Se identifica con el padre
·
El objeto es la madre
Como resultado tenemos lo masculino ó
femenino
NIÑA:
·
se identifica con el padre
·
el objeto es la madre
NIÑO:
·
Se identifica con la madre
·
El objeto es el padre
Cómo resultado tenemos la
homosexualidad
-
Pérdida del goce
-
Orden del deseo
-
Ley incesto
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