Trastornos tempranos de la organización debidos a
déficit en el establecimiento de la relación vincular con el objeto primario de
amor.
· Fracaso en el establecimiento del vínculo
· Perturbaciones en el establecimiento del vínculo:
-
Ruptura de apegos tempranos
- Apegos múltiples no integrados
- Apegos múltiples no integrados
-
Desapego defensivo
En el psicótico el fracaso es porque no haya diferenciación del si – mismo, o si hay una diferenciación no hay cohesión de las representaciones, es una estructura lábil donde el yo no puede cumplir con funciones de neutralización y los procesos de autonomía primaría estarían alterados
Criterios para el
diagnóstico de la psicosis:
1.Una situación familiar poco contenedora,
principalmente por parte de la madre, y en un sentido más general por parte de
la unidad originaria. Las alteraciones precoces de la contención familiar
favorecen una estructuración de la personalidad en la que los núcleos o
“partes” narcisistas quedan reforzados sin capacidad de confrontación con el
mundo externo (grandiosidad narcisista)
2.El sí mismo, el mundo interno y la personalidad no
están integrados, y no están adecuados para controlar el sufrimiento. La
intolerancia a la frustración es esencial en estos procesos
3.Se da un predominio relacional de la posición Esquizo
– paranoide y de los núcleos autistas, con presencia inundante de los
mecanismos esquizoides (escisión, negación, identificación proyectiva
“patológica”, desidentificación por proyección). Cuando el tratamiento debilita
estos mecanismos esquizoides, irrumpen elementos pulsionales en forma de
actividad “perversa” o “provocativa”.
El trabajo con pacientes psicóticos plantea abundantes
problemas al terapeuta. Rosenfeld (1987) plantea algunos:
1. Es necesario reconocer que estos pacientes se
comunican con el terapeuta mediante medios muy primitivos (tanto recursos
verbales como no verbales). Esto implica que para los sentimientos que el
paciente comunica (vía no verbal) mediante la proyección, el terapeuta ha de
asegurarse de distinguirlos entre sus propios sentimientos y las emociones y
vivencias proyectadas por el paciente (es decir, ha de distinguir claramente la
identificación proyectiva y la contraidentificación proyectiva) Distingue dos
formas de regresión, la benigna (que permite establecer una relación de
confianza mutua) y la maligna (dependencia extrema, agresión)
2. La interpretación verbal pasa a un lugar secundario
e incluso puede estar genéricamente contraindicada. Los pacientes psicóticos
aceptan las intervenciones verbales del terapeuta cuando éste logra
transmitirles de forma precisa lo que él/ella ha entendido, propiciando de esta
forma una aceptación y respeto mayor del paciente al que no se infantiliza
“enseñándole”, sino aprendiendo de el/ella.
3. La psicoterapia personal del terapeuta juega un
papel crucial al facilitarle el contacto con las “áreas psicóticas escindidas
de uno mismo”, lo que es esencial para establecer relación con el psicótico y
sostener y trabajar con la transferencia psicótica.
TAREAS TERAPÉUTICAS:
- El terapeuta debe llegar a ser capaz de funcionar como parte del
paciente
- Ha de fomentar la individuación del paciente para que supere el nivel de
relación describible como identificación proyectiva
- Ha de efectuar interpretaciones relativas al objeto total del paciente,
una vez que éste se ha diferenciado e integrado
A. AUTISMO INFANTIL
La patología más claramente
relacionada con un estadio o fase es la del autismo infantil temprano en la
cual el neonato permanece fijado a ésta en la más temprana etapa de su vida y
no hace nada para moverse hacia el apego. Mahler (1952) observa factores
constitucionales que operan en el autismo infantil y habla del hecho de que en
el niño no hay una postura anticipatoria ante el amamamiento, no hay gestos, acercamiento
al exterior y no hay respuesta de sonrisa. Le faltan conductas de búsqueda de
apego, por consiguiente, la matriz madre - niño que promueve el desarrollo del
si-mismo no existe. Rutter (1975) examina el defecto cognitivo básico en estos
niños, el cual les interfiere con los procesos básicos de organización. En
situaciones en que el ambiente es excesivamente patológico, perturbando las tendencias organizadoras del niño, puede
haber un retroceso hacia un autismo secundario (Mahler p.159). La separación
autística como respuesta a las presiones del ambiente en el adulto sugiere que
el punto de fracaso en el desarrollo
temprano puede venir de los primeros meses de vida. Las estructuras
defensivas o compensatorias (kohut 1977) o una falsa organización del si-mismo (Winnicott, 1965)
pueden permitir un más alto nivel de funcionamiento, pero su fracaso
retrocedería al individuo al núcleo de la patología.
B.
ESQUIZOFRENIA
Tiene
tres fases:
1. Residual: aparición
de síntomas
2. Prodrómica:
Pseudoalucinaciones, síntomas catatónicos
3. Fase
activa:
Afecto aplanado, lenguaje alterado, conducta desorganizada.
- Los síntomas negativos son
permanentes, abulia y apatía, aplanamiento afectivo, anhedonia, pobreza del
habla, decremento del movimiento espontáneo, inatención y aprosodia.
- Los síntomas positivos se presentan
como: ideas delirantes, alucinaciones, trastornos del pensamiento
(descarrilamiento, tangencialidad y circunstancialidad.
- Puede haber culpa desproporcionada
- Poca capacidad para organizar los estímulos,
para formar umbrales de tolerancia y dar respuesta para los mismos
La inatención de una buena parte de
fenómenos de la percepción, visible a nuestros ojos bajo la forma de
indiferencia, aislamiento, anhedonia, embotamiento afectivo, o falta de empatía,
podría representar la tendencia de un sujeto a recortar del mundo un contexto
de condiciones relativamente estables y estereotipadas, para el que sea mínima
la capacidad del desorden. La eventual
irrupción del caos, subsecuente a una variación profunda de la información
recibida, podría burlar la pobre capacidad de diferenciación y conducir a
experiencias alucinatorias, o exigir la elaboración de construcciones
delirantes, en un mórbido intento de organización.
C.
PARNOIA
- Aparece con delirios que se complejizan con el tiempo
- No se presentan otros síntomas
- Puede pasar desapercibido
- No cuentan su delirio a todo el mundo solo a sus confidentes.
·
Etapa anal expulsiva
· Tendencia marcada a
proyectar sobre el entrevistador pulsiones hostiles y agresivas para el
mantenimiento de la gratificación narcisistica
·
Debilidad en el
mantenimiento de la represión
·
No proyecta el objeto
pasivo, sino el perseguidor
·
Capta la
contratransferencia
·
Defensas narcisisticas
excesivas
·
Estado de alerta
·
Siempre el
entrevistador representará objeto introyectado infantilmente de las imágenes
parentales
·
Esta enfermedad está
encapsulada en el yo
D. PSICOPATIA
·
Etapa anal expulsiva
·
Vive impulsado a
actuar la demanda interna (impostergable)
·
Utiliza al
entrevistador como prolongación de su propio self en una relación narcisistica
de objeto, en donde está centrado en el placer de la expulsión y no puede
postergar sus necesidades
·
Ansiedad paranoica
·
Trata de apoderarse de
la voluntad de los demás
·
Gran expresión
corporal
·
Brillantez del
discurso
·
Escasa valoración del
pasado
·
El saber las
consecuencias no modifica la conducta
·
En la
contratransferencia lleva a la actuación
·
Proyecta continuamente
RAMIREZ, Mario Elkin. A madre
santa, hijo perverso. BERBIQUI,
Revista del colegio de Jueces y Fiscales de Antioquia, #5, Agosto 1996.
Un chiste callejero dice que Cristo era
antioqueño porque vivió con la madre hasta los treinta y tres años, murió
convencido que su madre era virgen, y la madre convencida de que su hijo era
Dios.
Este chiste
refleja algo de lo que culturalmente se ha cristalizado en las relaciones
familiares de esta región del país, la dependencia de la madre por parte del
hijo y la "adoración" al hijo por parte de la madre, colocada como
"centro" del hogar.
Es una relación
que ha sido pensada como "normal", en tanto culturalmente es
aceptada, compartida y cultivada. Luego entonces, que el hijo se case y
"construya" en el segundo piso de la casa de la madre, o viva cerca,
o almuerce en la casa de la misma, o la visite cada ocho días, es lo
"normal", pues continúa estando de algún modo bajo el amparo y
consejo de la madre; la nuera (nu-era, nunca era, ni será la ideal según las
madres ) dirá que sigue "pegado de las faldas de la madre", el hijo
dirá que está cerca para poder proteger a la madre y velar por ella. Distintas
son las relaciones en general entre madres e hijas. Este comportamiento es tan
absolutamente "normal " e incluso folclórico que aparece como algo
que a nadie se le ocurriría ni siquiera cuestionar, es un valor seguro.
Pero es
singular que en los artículos de los periodistas que han compilado testimonios
sobre los sicarios, aparezca como una constante que "ese Dios femenino
tenga que ver con la ausencia del padre y la presencia abrumadora de la madre
en la gran mayoría de los jóvenes que se dedican al negocio de la muerte, que
son por lo general hijos sin padre, o que el padre no cumple un papel
importante. La madre acapara el afecto del hijo y las relaciones con ella son
intensas y difíciles".
Esta observación
sociológica nos habla de que el amor materno -pensado hasta entonces
"normal"- en estos casos ya es desmedido y complejo, con un agravante
más: la figura paterna está borrada, lo cual por fortuna no es el caso de la
mayoría de los hogares antioqueños, pero que no deja de tener consecuencias que
invitan a proponer una reflexión desde el psicoanálisis. "Ellos mismos
-los sicarios-, son muy religiosos, pero veneran a la Virgen y no a Dios. La
Virgen del Carmen es para ellos como la madre bondadosa que siempre protege y
todo perdona.
Una de las
nociones mas popularizadas del psicoanálisis es el Complejo de Edipo, con ella
se designa la inclinación amorosa del hijo varón hacia la madre y la rivalidad
hacia el padre, en realidad es algo más complicado, pues si bien esta situación
da cuenta del Edipo llamado positivo, coexiste con el Edipo negativo, donde se
verifica la inclinación amorosa por el padre y la hostilidad hacia la madre,
estando presente en todo sujeto la combinación de estas tendencias; esto hace
que tanto en relación con la madre como con el padre, el sujeto sea
ambivalente, es decir, que siente simultáneamente el amor y el odio hacia
ambos, pero mientras uno de estos sentimientos es consciente el otro está
relegado a lo inconsciente. De otro lado, hay que decir que el padre del que
aquí se trata no es el padre real que puede incluso estar ausente. Se trata de
un padre simbólico, de la ley, la autoridad, los valores o la trasgresión de
éstos transmitidos al hijo a través de la palabra de la madre.
Dicen los
estudiosos del sicariato que estos muchachos:
"Están
literalmente atrapados por el amor de la madre...mantienen económicamente a la
madre y hermanos, los defienden en su integridad física... No pueden dejar su
casa para formar otro hogar, con su propia mujer y sus hijos...Reemplazan al
padre ausente en todo, menos en la cama de la madre, lo que les crea una
confusión dolorosa de papeles, con desgarramientos psicológicos y ataques
patológicos de celos. La vida les exige que no pueden ser esposos de sus madres
y padres de sus hermanos. La contradicción es insoluble y, como tantas otras en
su vida -reemplazar a la ley -sólo se arregla con la muerte".
Un adagio
psicoanalítico dice: "a madre santa, hijo perverso", esto se explica
en la medida en que la experiencia analítica se revela que mientras más ideal
es una madre en esa misma proporción más aparta a su hijo de remitirse al goce
de otra mujer. Si la madre se sitúa ella misma por fuera del deseo, a causa de
la idealización del hijo, confirmada en que ningún hombre goza de ella, pues el
padre es ausente, o ha abdicado de su función de esposo, o se trata de un
madre-solterismo, o ha muerto, el hijo no tiene otro camino para su deseo que
la clandestinidad.
Pero esa
relación a la mujer prohibida de modo contundente, la Madre-Virgen-Ideal, no se
queda allí, negándoles el acceso a otra mujer en términos de amor. Es además
una relación donde la servidumbre frente a su amor materno es absoluta. En una
remembranza del "amor cortés" de los caballeros de las leyendas, en
nombre de ese amor son empujados a la muerte, en nombre del bienestar material
de esa madre justifican sus actos de barbarie; "lo hago por la
cucha", "por la vieja roban, matan, se hacen matar. 'yo me voy a
morir pronto pero a mi que me recuerden por haberle dado una buena nevera a mi
mamá". "Eso aprendí de mi familia, -testimonia un sicario-, de mi
cucha que es una tesa. Ella conmigo va en las buenas y en las malas. Allí donde
usted la ve menudita responde donde sea por mi. A la larga, lo único que me
duele para despegar el vuelo de esta tierra es dejarla sola. Saber que puede
estar abandonada en su vejez. Ella ha sido muy guerrera y no se merece
eso"
La
construcción de una ética frecuentemente la confundimos con la moral, entonces
decimos que el sicario es un ser sin ética. Sin embargo, no solamente existe la
ética Kantiana, en la que puede reconocerse las bases de la ética cristiana;
existe también la ética Sadiana, una ética perversa. Tanto la una como la otra son transmitidas al
niño no directamente por la imposición de un padre, sino esencialmente por la
palabra de la madre que autorice o desautorice esa ley que regula en la persona
su relación a la vida, a la muerte, a la mujer, a la sexualidad y a los otros.
Pero
más que una labor educativa, de lo que se trata es de un mecanismo psicológico
de transmisión donde complejas condiciones particulares están en juego; así,
una madre testimonia lo siguiente: "Es por complicidad de la madre que los
muchachos se tuercen. Empieza por hacerse la tonta cuando el niño trae de la
escuela cosas robadas a sus compañeros, más adelante recibe dinero sin
preguntarle cómo los consiguió y termina lavándole la ropa manchada de sangre
ajena sin decir palabra". "La
verdad es que yo para algunas cosas, tengo mucha maldad -dice la madre de un
sicario- no le hago mal a nadie, pero el que se mete conmigo la lleva perdida.
Eso se lo he enseñado a mis hijos, que se tienen que hacer respetar. Y ellos
llevan eso en la sangre" .
La ley
simbólica, llamada en psicoanálisis El Nombre del Padre, es la que es
trasmitida por la madre como una versión perversa del padre o como aquello que
puede anudar, conciliar, dialectizar las pasiones humanas, sus deseos con la
ley que prohíbe el parricidio y el incesto. Es lo que en el fondo está en juego
en el nacimiento de una ética en el seno de la familia. El interés de la
posición paterna en psicoanálisis está en que el padre tiene una función
esencial: la de reconciliar y hacerse responsable de la prohibición fundamental
de gozar de la madre, con el hecho de que es sólo él el que goza de ella.
Cuando el
joven sicario busca sustituir la imagen paterna, en su socialización en las
bandas se encuentra con que esa transgresión fundamental es imposible, la
Madre-Virgen le es prohibida como mujer, sin remedio, y tiende a resolver ese
imposible de modo suicida: matando al padre representado en todo semejante, en
nombre de una devoción materna, pero muriendo en ese intento de repetir el
destino de Edipo Rey.
Ocurre en términos de deprivación (ha tenido, pero ha
perdido en forma duradera). Hay una deuda que siempre cobra.
Controla al objeto atemorizándolo (también lo hace con
el terapeuta).
En la psicopatía el asesinato es un sustituto paterno
(como no pueden matar al padre, matan en el nombre del padre).
El super yo del psicópata puede estar cohesionado, más
no integrado a la estructura (necesita algo externo).
El fracaso completo en el apego desde el inicio lleva
a la formación del individuo psicopático que no tiene la capacidad para
establecer relaciones.
Se da por un fracaso completo en el
apego desde el inicio, el individuo no tiene capacidad para establecer
relaciones.
En el nivel más primitivo el fracaso del apego puede traer consigo
severas deficiencias en la organización temprana del si-mismo. Este fracaso
para desarrollar el apego y alcanzar la simbiosis satisfactoria a causa de
factores ambientales, tales como la institucionalización, pueden conducir al
desarrollo de alteraciones
características, tales como la inhabilidad para seguir reglas, incapacidad para
sentir culpa, y una indiscriminada amabilidad con una excesiva búsqueda de
afecto y sin capacidad para establecer relaciones duraderas (1974). El
“psicópata carente de afecto” se caracteriza, además, por su incapacidad para
desarrollar los lazos afectivos que normalmente se desarrollan con el apego.
Puede darse una interrupción del
apego debido a la separación y a la pérdida. El desarrollo subsiguiente depende
de la disponibilidad de un objeto sustituto de apego. Tal interrupción puede
llevar a un desapego esquizoide de por vida.
Rutter (1974) dice que muchos (pero
no todos) pequeños muestran una
inmediata y aguda relación de aflicción y llanto (... el periodo de “protesta”), seguido por
infelicidad y apatía (la fase de “desesperación”)... puede haber una etapa
cuando el niño se ve aparentemente contento
y parece perder interés en sus padres (separación). (P.29) Concluye que
este síndrome es probablemente debido a la desorganización o distorsión del
proceso mismo de formación del vínculo.
Podemos también encontrar una
situación en la cual existen múltiples e inconexos apegos, y que paralelamente
son seguidos por un fracaso en la integración de la representación del
si-mismo.
Otra forma de apego patológico es a través
de una falsa organización del si-mismo. En esta situación el núcleo real,
central ha permanecido en un estado de
no-apego y no relación objetal. Puesto que le falta relación con la realidad,
existe un alto potencial para una descompensación psicótica. Debido a que la
falsa organización del si-mismo es un si-mismo reactivo, su existencia
permanece contingente del objeto. La diferenciación no puede ser alcanzada ni
puede haber grado alguno de autonomía. Por lo tanto existe un si-mismo aislado,
posiblemente un verdadero si-mismo psicopático al lado de una falsa identidad
simbióticamente organizada.
El desapego defensivo, que es central
para la estructura del carácter, puede ocurrir en un numero de lugares a través
del continuo del desarrollo. Las consecuencias de la perturbación en el
desarrollo de las relaciones objétales dependerá del punto en el que la defensa
llegue a ser operativa. Esto puede variar de un carácter esquizoide a “un
desarrollo prematuro del yo” Blanck y Blanck (1974), o a problemas de
autoestima que van con la asimilación de las funciones autónomas del Yo en una
estructura defensiva grandiosa.
Con qué frecuencia se presenta el delirio de convertirse en mujer, en los hombres, y de convertirse en otra mujer en las mujeres
ResponderBorrar