Promover mayores niveles de organización, integración y diferenciación de las representaciones del SI MISMO – OBJETO, lo que redundará en niveles de funcionamiento en la relación con la realidad y la relación con los objetos.
Lo que el terapeuta hace o debe hacer, ha de estar directamente relacionado con el diagnóstico evolutivo estructural.
Lo que el terapeuta hace o debe hacer, ha de estar directamente relacionado con el diagnóstico evolutivo estructural.
La matriz terapéutica, el análogo de la madre
suficientemente buena de la infancia y de la separación/individuación, encuadra
el escenario para la reparación de los defectos en la estructura de carácter, y
le facilita la organización y la integración de varios aspectos del si – mismo,
algunos de los cuales pueden haber sido escindidos, negados o reprimidos y
algunos de los cuales pueden tener un impacto desorganizador cuando son
vivenciados.
La matriz terapéutica facilita el proceso de apego,
que eventualmente proveerá la base para la internalización de funciones materno
– terapéuticas, así como para la progresiva integración del si – mismo en el
contexto de la relación humana.
La matriz terapéutica facilita la diferenciación, la
estructuración de los límites del yo, el logro de la identidad acoplado con el
logro de constancia objetal y la estructuración del superyo.
La dimensión interpersonal: La presencia misma del terapeuta es organizadora. La
calidad de esa presencia y su impacto en un individuo dado puede facilitar o
interferir con la organización. No es tan importante el contenido de la
interpretación como la manera, la forma como sea formulada. No tanto que se
dice sino como se dice.
Reparación estructural: La presencia del terapeuta, al ser introyectada sirve
de manera funcional, con una modalidad unificante. La presencia del terapeuta
ayuda a cohesionar al paciente. Este aspecto tiene efectos estructurantes e
integradores.
El terapeuta
como guardián del si mismo: El mensaje más potente que puede ser
transmitido al paciente con un desorden de carácter (fronterizo u otro) es la
preocupación del terapeuta y su dedicación para la supervivencia del si mismo.
La alianza terapéutica depende de esta confianza fundamental.
El encuadre terapéutico y la estructuración de los
límites psíquicos: El objetivo es delimitar la función del terapeuta y la motivación de su
comportamiento terapéutico. El encuadre terapéutico mismo es el mediador de la
organización por excelencia. Es semejante a la experiencia del sostenimiento o
holding en el sentido de Winnicott. Mantiene la continuidad de la relación
objetal, que en otro momento de la vida del paciente fluctúo. Sin embargo
siempre es claro que el terapeuta no sabrá las respuestas a las inquietudes del
paciente hasta que este mismo no le haya proporcionado las claves para la
intervención. Esto implica dejarle saber al paciente la limitación del
terapeuta. En el caso del paciente severamente regresionado puede ser
diferente. Bion, se refiere al proceso de contención como la capacidad de
sacudirse de las identificaciones proyectivas del paciente y mantener su
capacidad de mantener la función diferenciadora.
Resistencia como aliada al servicio de la
estructuración: La resistencia es indicación de la capacidad del yo
para defenderse, por lo que es también elemento diagnóstico que no siempre debe
ser interpretada como contraria al tratamiento, sino como guía del proceso
defensivo del yo.
Aspectos Contratransferenciales: El terapeuta necesita también tener un claro sentido
de los límites de su si – mismo y una bien asegurada autoestima que pueda
resistir los embates de las proyecciones de los pacientes preneuróticos. Claro
está que algunos tipos de experiencias contratransferenciales son típicas de
algunas estructuras, por ejemplo en el caso de los desórdenes narcisísticos la
propia valía del terapeuta puede verse duramente confrontada. Pero otras
dependerán de la estructura de cada terapeuta.
Identificar la contratransferencia puede ser un aporte
valioso al tratamiento en tanto le permite anticipar y contener aspectos de si
– mismo y no reaccionar en la consulta. También le proporciona insights
diagnósticos.
La matriz terapéutica y el nacimiento del si mismo: El terapeuta que pueda verse a si mismo como mediador
de la organización dentro de la matriz terapéutica tendrá en ocasiones, la
oportunidad de acompañar al paciente en el surgimiento del si mismo del
desespero existencial.
Promover
el insight,
Insight es el conocimiento que de su inconsciente obtiene el paciente a
través de la información, correcta y pertinente, que le ofrece el terapeuta en
el momento adecuado. Debe advertirse que el insight no es sólo un
conocimiento intelectual sino una experiencia a la vez afectiva y cognoscitiva.
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